El PIB se ha convertido en la macromagnitud por excelencia en la economía moderna. Todo el mundo ha oído hablar del PIB y todo el mundo entiende que si el PIB va bien eso quiere decir que una economía va mas o menos bien.
Pero si tuvieras que explicar qué es el PIB y qué mide, ¿podrías hacerlo?
En este artículo vamos a aprender qué es el PIB, desde cuando tenemos cálculos de PIB y que utilizábamos antes de que el PIB se pusiera de moda.
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PIB: forma de medir la producción
De forma general podemos entender al PIB como una magnitud que pretende medir la cantidad de producción de una economía.
Por la forma en la que los analistas económicos se expresan, parece que el PIB y la producción o la actividad de una economía son lo mismo. Pero no, el PIB es sólo una forma de medir la producción, pero no es, ni mucho menos, la única. De hecho, históricamente, el PIB es una medida muy nueva.
¿Qué había antes del PIB?
Antes de la Segunda Guerra Mundial se utilizaban estadísticas de producción industrial o de commodities relacionados a la producción industrial como podía ser la producción de hierro o algunos otros metales industriales para intentar medir la producción. También se utilizaban variables como índices de precios de acciones o cargamentos de mercancías en trenes, pero nada muy sistemático. Es decir, no existían demasiados datos sobre niveles de actividad o producción económica y los que existían recogían, en el mejor de los casos de manera muy parcial la actividad económica real.
Algunos dirán que es mejor no contar con los datos, ya que así hay menos interés y capacidad para hacer política económica mientras que otros dirán que es mejor tener más y mejores datos para hacer las mejores políticas económicas posibles, por supuesto este debate no lo vamos a dilucidar aquí.
Lo importante es que, desde la Segunda Guerra Mundial, la cantidad de datos y estadísticas que se recogen se multiplica. La Gran Depresión que asoló las economías mundiales en los años 30s generó una demanda por parte de la ciudadanía de intervención del gobierno para evitar el ciclo económico o, al menos, suavizar su impacto. Por supuesto, en esos momentos tan complicados pocos se suelen preguntar si la propia intervención en el mercado monetario y de capitales desde la Primera Guerra Mundial fue lo que provocó la Gran Depresión.
Por tanto, las economías capitalistas habían entrado en crisis y eso generó una demanda de intervención del gobierno en la economía. El aparataje teórico para intervenir la economía ya estaba encima de la mesa gracias a John Maynard Keynes y la irrupción de la nueva macroeconomía que el mismo Keynes inaugura. Por lo que lo único que faltaba era el levantamiento de datos para dotar de una apariencia científica a la nueva disciplina de la macroeconomía. Este levantamiento masivo de datos económicos se conseguiría después de acabada la Segunda Guerra Mundial. Por lo que la macroeconomía ya tenía vía libre para expandirse sin freno como efectivamente ocurrió (y así sigue hasta el día de hoy).
Por tanto, ya podemos entender el contexto histórico de la irrupción en escena del PIB. Y es que es en medio de esta fiebre por medir el nivel de actividad económica después de la Segunda Guerra Mundial cuando se populariza el uso del PIB.
La idea del PIB como indicador se la debemos al famoso economista Simon Kuznets. Kuznets ganaría el premio nobel de economía mucho tiempo después, en 1971. Aunque la idea del PIB se puede retrotraer a otros economistas anteriores, la formulación concreta que utilizamos se la debemos a Simon Kuznets, que la presentó en un artículo en 1937. La idea de medir la producción mediante el PIB triunfaría muy rápido. Desde 1945, esta medición de actividad económica sería implementada por la práctica totalidad de países del mundo.
Por tanto, la popularidad del PIB es enorme a pesar de que es una medida de actividad económica relativamente nueva. Y es que desde 1945 tenemos cálculos explícitos del PIB, antes de esa fecha, lo que tenemos son estimaciones de algún tipo, porque evidentemente no se realizaban cálculos de un indicador que no existía todavía.
Por tanto, cuidado con la preponderancia del PIB, es una medida muy nueva y debemos tener en cuenta que cualquier cifra de PIB anterior a 1945 es una reconstrucción, por lo que siempre tendrá algunas deficiencias en comparación con las medidas posteriores a 1945.
Definiendo el PIB
Los macroeconomistas definen el PIB como el valor de la producción de todos los bienes y servicios finales de un país o región en un periodo de tiempo.
Veamos entonces esta definición por partes y así podemos profundizar un poquito sobre su significado.
Valor de la producción
El PIB pretende medir valor de la producción. Para imputar valor a la producción se utilizan los precios de mercado. Y aquí aparece nuestro primer problema. Como dice el dicho popular, sólo un necio confunde valor y precio.
Desde un punto de vista microeconómico, es complicado medir el valor mediante los precios. El problema es que cualquier intercambio voluntario a un precio determinado crea valor tanto para el comprador como para el vendedor de un bien. Es decir, el propio intercambio a un precio concreto implica que tanto el comprador como el vendedor reciben más valor subjetivo del que entregan. Esto implica que el computo del valor mediante precios infravalora las cifras de valor real.
Teniendo esta crítica en cuenta, desde un punto de vista macroeconómico, no hay forma de calcular el valor la producción si no es mediante los precios de mercado de los bienes intercambiados. Pensemos que, si queremos agregar producción de diferentes bienes y servicios, la única forma de hacerlo es mediante sus precios. Si un precio sube, sabemos que el valor de esa mercancía es mayor (utilidad marginal crece) y que lo contrario es cierto cuando baja su precio (utilidad marginal decrece). Esta aclaración no invalida, sólo matiza, la crítica anterior. El valor intrínseco e inequívoco de un bien no existe en cualquier caso. Por tanto, asignar un valor objetivo en economía, sea el que sea, es arbitrario, incluso si el valor utilizado es un precio de mercado. Pero el cambio en los precios si nos da información importante, sobre todo el cambio en los precios relativos de varios bienes.
Si una economía sólo tiene dos bienes y uno de ellos ve crecer su precio un 20% y el otro crece un 5%, podemos decir sin temor a equivocarnos que el primer bien es ahora más valioso relativamente que el segundo (en comparación con la situación inicial).
Por tanto, a falta de algo mejor, el PIB utiliza los precios de mercado como proxy del valor de un conjunto de bienes.
Bienes y servicios finales
Recordatorio: la definición de PIB es el valor de la producción de todos los bienes y servicios finales de un país en un periodo de tiempo.
Este segundo elemento de la definición de PIB es el relativo a los bienes y servicios finales. Es decir, el PIB no mide la producción de todos los bienes en una economía, sólo los bienes finales.
Todos los procesos productivos cuentan con lo que se suele denominar bienes intermedios. Podemos entender estos bienes intermedios como bienes en proceso de fabricación. Pongamos un ejemplo para ilustrar este principio:
Imaginemos que la construcción de un edificio tarda 3 años:
- Año 1: se construyen los cimientos del edificio
- Año 2: se construye la estructura del edificio completa
- Año 3: se instalan los suelos, baños y demás comodidades en el edificio
Imaginemos que el edificio terminado tiene un valor de 30 millones de euros y, por simplicidad, que ese valor se crea de forma lineal en esos tres años: cada año producimos 10 millones de euros de valor
¿Cómo computamos la aportación a la producción de cada año? Si el año 1 computamos el valor de 10, en el año 2 computamos el valor 20 y en el año 3 computamos el valor de 30, tenemos un problema. Al finalizar el tercer año, tendremos un edificio que se puede vender por 30 millones de euros. Sin embargo, hemos imputado 60 millones de euros de valor a lo largo de tres años. Es decir, si no ajustamos de alguna manera el valor de la producción, corremos el riesgo de hacer un doble cómputo de la actividad económica. Si introducimos de forma indistinta los bienes intermedios y los bienes finales en el cómputo del PIB, estamos computando mucha más producción de la producción real que llega a los consumidores.
Pensemos alternativamente en el proceso productivo automóvil. Desde que se diseña un automóvil hasta que sale el primero por la puerta de la fábrica transcurren varios años. Pero el proceso productivo vehículo comienza con su diseño. Y el diseñador del nuevo vehículo está aportando su granito de arena a este proceso productivo en el primer año. Es decir, el diseñador ya está creando algo de valor en el primer año.
Por tanto, para evitar esta doble contabilidad, el PIB sólo computa bienes y servicios finales, ya terminados, lo que se denomina bienes y servicios finales. No se computan bienes que se encuentran en procesos productivos intermedios.
Existe una medida alternativa de actividad económica denominada Gross Output que sí introduce bienes y servicios intermedios. Esta medida es, evidentemente mucho mayor al PIB (varias veces) y es mucho más volátil en su crecimiento. Pero este es un asunto que se sale del propósito de este artículo.
País o región
El tercer elemento a estudiar en la definición de PIB es el territorial. Muchas veces se utilizan las cifras de PIB para países. En este sentido, el PIB pretende medir la producción de bienes y servicios finales que ocurre dentro de un país. Pero el nivel de agregación de las cifras de PIB puede ser distintito. Así, por ejemplo, podemos obtener cifras de PIB por regiones dentro de un país, o también el PIB de un conjunto de países como podría ser el caso del PIB de la eurozona o de la Unión Europea o incluso el PIB mundial.
Este elemento territorial no tiene mucha ciencia. Sólo quizá tiene sentido recalcar que el PIB mide producción dentro del país, no necesariamente producción de los ciudadanos o empresas del país. Cuando queremos medir nacionalidad (o más bien residencia), utilizamos otra medida, el Producto Nacional Bruto, medida en la que no vamos a profundizar aquí.
En un momento del tiempo
El cuarto y último elemento en el análisis de la definición de PIB es el elemento temporal. Al igual que ocurría con el elemento regional, este elemento temporal es muy fácil de entender y no nos vamos a extender demasiado. Las cuentas nacionales recogen actualmente el PIB trimestralmente y son muy estudiados los periodos temporales anuales. Pero igual que en el caso geográfico, es relativamente arbitrario y más o menos irrelevante el periodo de tiempo.
Quizá conviene hacer la aclaración de que los datos trimestrales de PIB usualmente pasan por un filtrado estadístico de estacionalidad. Este filtrado que es innecesario en el caso de la periodicidad anual del PIB. La idea detrás del filtrado estadístico es que hay economías o sectores dentro de economías que pueden ser estacionales. Por ejemplo, una economía muy agrícola, suele tener picos de actividad muy importantes en el momento de plantación y en el de la recogida de la cosecha. En economías con gran importancia del turismo ocurriría exactamente lo mismo. Para evitar malas interpretaciones en los datos, cuando se calculan datos de PIB se intentan desestacionalizar las series mediante algún tipo de filtrado estadístico.
En siguientes artículos de introducción a la economía veremos cómo medir el PIB, en concreto veremos que existen 3 enfoques. También veremos que el PIB es una variable flujo y lo compararemos con una variable stock.